Sancho ya no tiene panza
En Dortmund hay que empezar a pensar que ocurren milagros. Algo tiene de especial el Signal Iduna Park más allá de su afición, porque es capaz de encontrar a los mejores talentos, como han sido Haaland, Lewandowski o Reus, y ahora también de recuperarlos.
No daba nadie un duro cuando Jadon Sancho, que en su primera etapa en la Bundesliga se había salido por todos los costados, regresó a la disciplina del BVB este enero. Y era lógico, desde que salió rumbo al Manchester United su caída de rendimiento en picado terminó esta temporada con el extremo siendo apartado meses por Erik ten Hag, acusado de estar "fuera de forma" y también de indisciplina, siendo más noticia fuera el campo que dentro.
Pero Sancho ya no tiene panza. De otro modo, no podría haber jugado como lo hizo en la ida de semifinales ante el Paris Saint Germain. Donde tenía que brillar Kylian Mbappé o un ex como Ousmane Dembélé, lo hizo el canterano del City. Una poesía a la vista. Su técnica, su clase, sus controles y su regate. Falto asistir o marcar en una noche redonda en la que su rival Nuno Mendes lo pasó de pesadilla. Como un mago con una varita, se fue creciendo en sus acciones, enseñándola para volver a esconderla y que desapareciera. Convirtió los molinos en gigantes mientras su par portugués alucinaba incapaz de detenerlo.
Sancho, con una figura fina y velocidad en los espacios cortos, demostró que el talento es inagotable. En un club organizado, en el que se confía en él y apartado de los focos, está volviendo por sus fueros. El problema es que esto es una cesión y en breves vuelve a Manchester. Pero, ¿y si lo hace con la Champions bajo el brazo? En Dortmund existen los milagros.